FOTO DEL LIBRO DE AUTODESCUBRIMIENTO ( Antes y después de ser trabajado artísticamente)
Lo vi viajar brillante, por cada poro de la piel y proyectarse más allá de la cabeza. No estaba usando los ojos para ver... era otro modo.
Flotaba en la oscuridad, era placentero.
Se escuchaba sonidos ... Ese día ocupaba el extremo derecho del abdomen. Y tuve la certeza que estaba ya anclada.
Comencé a moverme y a girar porque ese era el procedimiento.
Esta vez apoyé la cabeza y fue en ese instante cuando se formó un túnel.
Tras un intervalo, la oscuridad paso a adquirir un tono blanco dorado, intenso, brillante. Su efecto fue maravilloso. Me mantuve fija y comencé a rectar boca abajo, centímetro a centímetro.
Unas sacudidas me empujaban.
El color blanco dorado se convirtió en un azul intenso para pasar poco después a un rojo que se mantuvo estable ...
Las sacudidas cada vez eran más intensas. En una de esos movimientos, hizo que experimentara un momento confuso, por el hecho de que hubo un pensamiento muy claro, pero no podía comunicarme.
Los sonidos se desvanecieron y comenzó a costarme enfocar mi atención. Me moví y volví la cabeza, pero esta vez sentí presión ... mi espacio se había reducido a una única zona circular, estrecha, dura y extraña.
Me encontré de cabeza dentro del túnel. Intentaba moverme pero no pude, pues se comprimió más y más...
Entonces me centré en el punto. Las sacudidas me empujaban más y más. Fue entonces cuando los recuerdos de anteriores regresaron en el acto y de improviso. Una luz intensa radiaba de mi cuerpo y volví a ver el flujo del agua viscoso fluir por mis venas con un matiz brillante. Todo estaba claro, llego el gran momento.
Entonces me centré en el punto. Las sacudidas me empujaban más y más. Fue entonces cuando los recuerdos de anteriores regresaron en el acto y de improviso. Una luz intensa radiaba de mi cuerpo y volví a ver el flujo del agua viscoso fluir por mis venas con un matiz brillante. Todo estaba claro, llego el gran momento.
Me volví en busca del centro pero esta vez ya no pude distinguir nada. Todo cuanto podía hacer era dejarme ir…
Fue un estado largo queriendo despertar, y a la vez estar despierto. Lentamente comenzó la transición más difícil. La salida de mi estado normal. Había sucedido sutilmente casi sin darme cuenta. estaba siendo consciente de mis pensamientos. y fue entonces cuando llego el momento más doloroso: el cambio y separación de lo que era mi hogar. Resultó violento y desolador. sentí un vacío dentro y entonces lloré.
Y se produjo el gran olvido.
Desde entonces María es mi identidad. Es el nombre que me pusieron mis padres al nacer.
